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Mente sana, cuerpo sano: la importancia de cuidar tu salud para ser más productivo

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Mente sana, cuerpo sano: la importancia de cuidar tu salud para ser más productivo

¿Cuántas veces has escuchado la frase mente sana cuerpo sano? ¿Sabías que este principio también aplica para tu productividad en el trabajo?


Si lo vemos de esta forma, la realidad es que no necesitas más horas al día ni trabajar más rápido. Simplemente debes crear las condiciones óptimas para que tu cuerpo y cerebro funcionen con la máxima eficiencia durante períodos de tiempo más cortos. Aprender a escuchar tu cuerpo es clave para lograr estructurar la agenda del día, de tal forma que las horas productivas coincidan con el nivel máximo de eficiencia.


Por eso, a continuación, enlistamos tres puntos clave para tener mente sana cuerpo sano en tu vida laboral: 



1. Ejercicio 


La próxima vez que tengas una junta importante o una fecha límite que te esté generando estrés, tómate un momento para hacer ejercicio, aunque sea moderado. Salir a caminar, trotar o incluso subir y bajar las escaleras pueden ayudarte.


Si te invade la sensación de estar postergando tus pendientes, o de perder el tiempo, deséchala; en realidad estás dándole a tu cuerpo y mente un respiro para desempeñarte mejor en tus labores. 


Todos sabemos que el ejercicio es importante para la salud física y mental. Incluso diez minutos al día ayudan a reducir la ansiedad y disminuir los niveles de hormonas del estrés; te permiten también pensar con mayor claridad y a concentrarte, lo cual, en conjunto, mejora tu productividad. 




2. Aliméntate sanamente y mantente hidratado


La comida es fundamental para mantener un nivel de azúcar estable en la sangre, que es necesario para la productividad y la concentración. A fin de cuentas, se trata del combustible de tu cuerpo y de tu mente. 


Para tener mente sana cuerpo sano es fundamental cuidar tu alimentación y beber suficiente agua, para así asegurar que tu organismo recibe los nutrientes necesarios y se encuentre hidratado para funcionar correctamente.  


En lugar de esperar hasta que mueras de hambre para comer, o consumir en su mayoría comida rápida, intenta tomar pequeños snacks o bocadillos saludables; toma breaks para ir a la cafetería a comer algo, e incluso puedes dividir un platillo saludable en dos porciones para comerlas en diferentes momentos del día. De esta forma mantienes a tu cuerpo con energía todo el tiempo y evitas el cansancio por comer de más (popularmente conocido como “el mal del puerco”). 


En cuanto a bebidas e hidratación, procura tomar de 1.5 a 2 litros de agua al día y evita caer en excesos de cafeína. Si bien parecería que esto último te ayuda a estar más alerta y despertar, solo es cierto durante pequeños lapsos de tiempo, ya que el efecto de la cafeína en el cuerpo genera picos de mucha energía, los cuales vienen acompañados de un bajón. Al sentir de nuevo sueño, lo más común es consumir otra taza de café, y así comienza un círculo que trae nuestro cuerpo de arriba a abajo. Aunque la tercera o cuarta taza de café al día puede hacerte sentir como un superhéroe, en realidad, tanta cafeína podría distraerte, hacer que estés menos concentrado e incluso generarte ansiedad, haciéndote más propenso a frustrarte fácilmente. 


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3. Deja que tu mente descanse y divague  


Tus sistemas de atención están diseñados para actualizarse con regularidad y estar conscientes del mundo que te rodea. 


En lugar de sentir frustración por distraerte, y creer que esto significa falta de concentración, o incluso de voluntad propia, lo mejor es entender que se trata únicamente de la respuesta natural de nuestro cuerpo, y lo menos dañino es dejar que la distracción pase. Permite que tu mente divague, y luego regresa a tus tareas. 


No todo es trabajo; agenda espacios para la creatividad y divertirte. Aunque sea media hora al día, realiza una actividad distinta a tu trabajo que disfrutes: jugar una partida de futbolito con tus compañeros, leer un libro, ver una serie, tocar algún instrumento ¡o la que sea de tu agrado! 


La clave está en encontrar el balance entre el trabajo y tus necesidades físicas y cognitivas. No en vano la frase mente sana cuerpo sano ha pasado de generación en generación. 



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